Carne relata la dualidad entre la angustia y la calma mediante una secuencia de imágenes dicotómicas inquietantes. Compuesta de siete dípticos en blanco y negro, la serie se plasma como un autorretrato abstracto. Las imágenes inorgánicas de espacios vacíos u objetos que ocupan su parte izquierda entablan un diálogo con las imágenes de la derecha donde siempre se muestran fragmentos de mi cuerpo. Este tándem visual juega apunta al tormento que producen imágenes inorgánicas, enfrentadas a la impasibilidad de una piel joven y de miembros elásticos.